ARQUITECTURA FÁSMIDA
La búsqueda de bichos es un clásico de la infancia. Levantar piedras para descubrir ciudades soterradas, separar la corteza de un tronco para ver si asoma un ciervo volante o meter, en este caso malévolamente, un palo en un hormiguero para descubrir cómo se ‘cabrea’ toda una urbe de hormigas.
En mi caso no hice grandes aportaciones al catálogo de Linneo. Ninguna, en realidad. Sin embargo, aquella curiosidad me llevó a soñar con el encuentro de una rosalía alpina, un insecto hoja o un insecto palo.
Hoy, unos cuantos años después de haber abandonado aquellas aventuras, y tras haber pasado de niño a niño-arquitecto, me encuentro catalogando ‘bichos arquitectónicos’. Y es ahora cuando por fin descubro, cristalizados en arquitecturas, algunos de los objetos de mis sueños.
Al igual que la fisonomía del insecto palo responde a una estrategia de adaptación al entorno, en la arquitectura encontramos casos en los que ésta ha de levantarse y mostrar unas patas, patitas o patorras. Es el caso de la arquitectura palafítica, que se desvincula del suelo original y se levanta sobre las aguas para proteger a sus habitantes de las fieras de la selva o, como en Arcachon, al suroeste de Francia, donde permite que sus habitantes vigilen sus ostras.
Seguramente los ejemplares más interesantes se dan en las arquitecturas que podríamos llamar ‘auxiliares’. En ese sentido, mi rosalía alpina la constituirían los tradicionales secaderos de bacalao de algunas zonas de Noruega (Fig.03) y su traslación a la arquitectura culta contemporánea mediante el Memorial Steilneset del suizo Peter Zumthor, en Vardø (Fig.04). En esta obra, un proyecto que Zumthor desarrolló junto a la artista franco-norteamericana Louise Bourgeois, la influencia de la arquitectura y la construcción de dichos secaderos típicos noruegos parece muy clara. Pero, además, se vislumbra una cierta relación con la serie de arañas que Bourgeois desarrolló desde los años 40 del siglo pasado, y que representan un homenaje a su madre, que era tejedora. De algún modo, en el proyecto de Vardø estas arañas ‘contaminan’ la arquitectura del arquitecto suizo pues, además de elevarse sobre finas patas, la pieza corpórea tiene algo de crisálida, algo que espera despertar y abandonar el esqueleto leñoso.
En la arquitectura doméstica, un caso interesante lo encontramos en la casa de madera en el lago Colico, en Chile, obra de Smiljan Radic (Fig.05). Como no, siempre con permiso de la Casa Farnsworth de Mies van der Rohe que, por su naturaleza metálica, parece estar fuera de esta particular visión entomológica.
En los citados proyectos de Zumthor y Radic las patas soportan un tronco corpóreo mientras que en otros casos, como el de la casa en la isla de Viggsö en el archipiélago de Estocolmo, obra del estudio sueco Arrhov Frick, esas patas parecen sostener únicamente una cubierta.
Este proyecto en Viggsö enlazaría con el universo de las cubiertas y cómo éstas se sostienen mediante la generación de otro tipo de ‘bicho arquitectónico’ que se posa sobre un muro perimetral o directamente en el terreno. En este género podríamos citar la cubierta de madera de la Sala del Consejo del Ayuntamiento de Säynätsalo, en Finlandia, obra de Alvar Aalto, o el antiguo campanario de Malé Ozorovce, en Eslovaquia.
En ese mundo de construcciones esqueléticas, cabe recordar el texto de Alberto Campo Baeza “CAJAS, CAJITAS, CAJONES. Sobre lo estereotómico y lo tectónico”, publicado en su libro La Idea Construida:
Entendemos por arquitectura tectónica aquella en que la gravedad se transmite de una manera discontínua, en un sistema estructural con nudos donde la construcción es sincopada. Es la arquitectura ósea, leñosa, ligera. La que se posa sobre la tierra como alzándose sobre puntillas. Es la arquitectura que se defiende de la luz, que tiene que ir velando sus huecos para poder controlar la luz que la inunda. Es la arquitectura de la cáscara. La del ábaco. Es, para resumirlo, la arquitectura de la cabaña (sic)1.
Ese ‘posado como alzándose sobre puntillas’ es lo que encontramos en la casa de Pascal Flammer en Balsthal, Suiza. (Fig.07) Este discípulo de Valerio Olgiati genera un ente híbrido en el que uno no es capaz de ver sus dos naturalezas a la vez; algo así como lo que ocurre en aquellos dibujos de la psicología de la Gestalt. La vivienda se nos presenta a veces como un volumen convencional con una planta baja acristalada. Pero, en otras ocasiones, se muestra como un volumen a punto de desplazarse gracias al dinamismo que producen sus patas en cruz de San Andrés.
Sin embargo, parece que el propio Pascal Flammer decide tomar partido sobre sus intenciones al diseñar las peanas para mostrar las maquetas de sus proyectos, tanto en la exposición “The owls are not what they seem”, celebrada en la galería de arte BALTS projects de Zurich, como en la prueba “Miniatures”. Ahora sí, el soporte, se alza como un verdadero fásmido de la orden de los neópteros.
1 CAMPO BAEZA, Alberto: La Idea Construida. CP67 Librería Técnica / Universidad de Palermo / ASPPAN, Madrid, 2000, pp. 60-65.
Editores del post: Maderayconstruccion
Si te gustó el post, estaría genial que la compartas en tus redes sociales.
A su vez, te animamos a seguirnos en las siguientes redes:
Gaztelu Jerez Arquitectos
También puede interesarte