INTERIORISMO INDUSTRIAL, EN MADERA.
La tendencia es al alza. Basta visitar cualquiera de los grandes portales de arquitectura para comprobar como la madera va ganando espacio ante la necesidad de mejorar la sostenibilidad de los materiales empleados en construcción, a la vista de los ya más que confirmados riesgos inherentes a nuestro ritmo de consumo de materiales no renovables.
Uno de los elementos que más presencia ha ido ganando entre los favoritos de los estudios de arquitectura e interiorismo han sido los tableros industrializados derivados de la madera.
Si bien estos cuentan ya con muchos años de historia, el paso del tiempo y la inversión en investigación han ido mejorando el coeficiente de aprovechamiento de las materias primas, minimizando la huella ecológica del material. Esto se hace notar en la reducción de los costes de producción, lo que le facilita el camino en la sustitución de materiales cementosos y plásticos, de mayor impacto medioambiental, masivamente empleados por motivaciones económicas.
La racionalidad del sistema de fabricación de estos tableros, su sinceridad constructiva, les aporta una fuerza que les permite hacerse protagonistas de los espacios en los que se implantan, empleándose como elemento unificador de espacios, y aportando con su textura una calidez inmejorable.
Existen infinidad de modelos, sistemas de fabricación, y acabados. Cada uno de ellos aporta unas propiedades, características y texturas específicamente diseñadas para un fin. La reinterpretación de estos sistemas consigue acentuar los diseños conservando un magnífico equilibrio entre estética, funcionalidad y economía.
El tablero contrachapado se fabrica mediante la superposición de chapas de madera obtenidas por corte rotativo de los troncos de madera, dispuestas con las fibras transversalmente una sobre la otra y pegadas con resinas sintéticas mediante presión y calor.
Esta disposición le aporta una gran estabilidad dimensional y resistencia mecánica en ambos sentidos, por lo que su uso fundamental es el estructural en construcciones de entramado ligero, la aviación, la construcción de barcos y, entre otros, la confección de cajas de embalaje para todo tipo de transporte; por su ideal combinación de resistencia y ligereza.
Cuando iniciamos el proyecto de un Gastrobar en el paseo con mejores vistas de Vigo, destinado al alquiler ya preparado y amueblado, optamos por el uso extensivo de este tipo de tablero para garantizar su durabilidad en el tiempo. Y buscando intencionadamente una imagen vinculada a la tradición, nos decantamos por el tablero de embalaje, fabricado en pino y sin lámina exterior decorativa, permitiendo que fuese su propia alma resistente la que se mostrase con sinceridad.
Debido al futuro imprevisible de un local destinado al alquiler, se concentró la carga de diseño en el techo y la parte baja, liberando las paredes para que los sucesivos inquilinos pudiesen vincular la imagen del local a su propia gastronomía, conservando la vinculación con la historia del local.
Evocando a la antigua alameda que conquistaba el paseo (ahora dominado por coches y autobuses), y para compensar la profundidad del local, el techo del local se resolvió como una arboleda. Esta se materializó en un sistema de lamas formadas por tiras de tablero contrachapado, dispuesto bajo una segunda capa de acondicionamiento acústico mediante tablero de virutas de madera y magnesita.
Las luminarias, diseñadas a medida, se integraron como claros en el bosque. Aparecen mediante cajas de luz, evocando a su vez al mundo de las bodegas, con difusor de policarbonato y lámparas estándar en su interior.
La gran resistencia mecánica de los tableros contrachapados permite solucionar prácticamente todo el mobiliario, preparado para alto tránsito, con secciones reducidas y elegantes.
Un banco corrido, un clásico del aprovechamiento de espacios reducidos como este, recorre el local longitudinalmente en uno de sus lados. La resistencia del tablero nos permite hacerlo autoportante, con sujeciones puntuales que no interfieran con la insonorización del local. Cuidando las dimensiones para garantizar una ergonomía adecuada, se obtiene una pieza sencilla, limpia y cómoda.
Para el mobiliario independiente, formado por mesas altas, tableros para mesas bajas, aparador y otros, se duplica el espesor del tablero, marcando la continuidad de un canto visto que toma protagonismo mediante el ingletado de todas las piezas. La combinación de este acabado lineal que aporta elegancia y modernidad, con la textura de madera de pino tan propia de las tabernas tradicionales del casco histórico donde se sitúa el local, resumen el alma de un local joven y actual anclado en las raíces de la ciudad.
Su uso en el mobiliario exterior del local se traslada a uno de los habituales: puertas de cocina, y de ahí a las mamparas separadoras y las puertas de acceso a los aseos. Para estas, se fabricó un bastidor perimetral en el mismo tablero, y un forrado a dos caras con menos espesor, garantizando ligereza y estabilidad dimensional. Además, y manteniendo la uniformidad del local, se empleó en guarniciones, junquillos y marcos.
Finalmente, y dado que el empleo de colas fenólicas en el proceso de contrachapado garantiza una magnífica estabilidad ante la presencia de humedad, se empleó también en la formación de las encimeras de los lavabos, expuestas a un uso intensivo en el que muestra sus mejores características.
Además del tablero contrachapado, con más historia en usos decorativos, existen otros tableros que se están imponiendo en el mercado de acabados industriales decorativos.
Destaca entre ellos el tablero de virutas orientadas (oriented strand board OSB), originalmente desarrollado para los sistemas de entramado ligero o “balloon frame” por su resistencia mecánica y facilidad de trabajo. Su uso se ha extendido masivamente debido a su aspecto industrial y, sobre todo, su bajo coste.
También aparece en los últimos años, con una presencia más radical, el tablero tricapa empleado para encofrados de hormigón, formado por el encolado de tablas de madera de diferente espesor dispuestas transversalmente. De una gran resistencia mecánica y ante la humedad, lo empleamos recientemente en el proyecto de una heladería, que revestimos integralmente en su color amarillo corporativo, representativo del sol, el verano y el helado.
Estos y otros tableros aparecen de modo creciente en proyectos residenciales y retail, marcando una tendencia en crecimiento. Se emplean profusamente aportando nuevos significados alejados de su uso original, en ejemplos cada vez más innovadores. Nuevos sistemas de producción y aprovechamiento de la madera están por venir, especialmente con la fecha de caducidad que parece por fin parece acercarse a la era del plástico, por lo que nos queda un futuro prometedor por delante.
Editores del post: Maderayconstruccion
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