LA CABAÑA PRIMITIVA ERA DE MADERA 3_3

En las dos entregas anteriores de este artículo , analicé primero el origen en madera de la arquitectura clásica (ver artículo 1), perfectamente trazable cuando materiales como la piedra o la cerámica, cuya lógica de funcionamiento y de expresión es la de la compresión pura, se portican, adintelan y codifican en función de su recuerdo. En la segunda entrega analicé de qué manera esta resiliencia expresiva contamina otros materiales (ver artículo 2) , como el acero y el hormigón armado, que aceptan técnicas de construcción propias de la madera, materiales que inician su uso en construcción emulando estas técnicas hasta que, por fin, encuentran su expresión propia.

Este artículo completa el viaje iniciado en el primero cerrando un círculo que lleve la madera hasta programas que le habían sido negados a través de la asimilación de las técnicas expresivas que fundamentalmente el acero y también el hormigón armado desarrollaron cuando se despegaron de las técnicas propias de la madera.

Empezaremos por el final: todos estos esfuerzos tienen como consecuencia el acceso de la madera a construcciones de gran escala. Los edificios hechos y expresados en madera no habían tenido el tamaño de los edificios realizados en otros materiales, incluso cuando el concurso de ésta, sea en fase de construcción, sea para apuntalar y rematar elementos pétreos, era decisivo para completar el edificio. Particularmente en las cubiertas.

Quizá el mayor oprobio que he visto realizar contra la madera sea el que le sucedió a la Techumbre Mudéjar de la Catedral de Teruel, patrimonio mundial de la UNESCO, una bellísima cubierta de madera del siglo XI pintada al fresco posteriormente tapada por vueltas de piedra al no concedérsele ningún valor. Paradójicamente este desprecio y posterior olvido fue lo que motivó el fabuloso estado de conservación que nos la ha legado.

La techumbre mudéjar en el momento de ser descubierta
La techumbre mudéjar, en todo su esplendor. Foto: Diego Delso

Ya hace algunos años que la madera participa en las construcciones de gran escala. Uno de los primeros ejemplos célebres que recuerdo es el del Pabellón del Descubrimiento de los Mares de Lisboa (ahora Altice Arena), obra de Regino Cruz y SOM, que, con sus pórticos de madera laminar de hasta 110 metros de luz, se formaliza mediante una estructura de gran fuerza expresiva que ya ha superado la lógica del pórtico de acero al articular los suyos únicamente por la base, de la que parte una curva continua que conforma todo el volumen sin nudos intermedios.

Pabellón del Descubrimiento de los Mares, en obras y terminado

Arquitectos como Shigeru Ban con su Centro Pompidou de Metz y, sobre todo, con su sede para Swatch-Omega (ahora en construcción), la mayor estructura en madera del mundo hasta la fecha, han llevado este material a programas y presupuestos antes imposibles.

Centro Pompidou de Metz en obras y terminado

La construcción en madera ha llegado incluso a la tipología representativa de la arquitectura por excelencia: el rascacielos. Pero esto es ya otra historia.

Rascacielos de madera de 80 plantas propuesto en Chicago. Perkins + Will, arquitectos

Otro punto clave en este camino ha sido su regulación. Las normativas sobre madera son cada vez más completas, lo que asegura tanto la legalización de estas estructuras como (más importante) la posibilidad de asegurarlas y, por tanto, de estandarizarlas, abaratarlas y difundirlas: es fácil encontrar centros comerciales, grandes superficies y otros programas parecidos realizados en madera en la actualidad.

Una de tantas grandes superficies comerciales estándar de madera en España

El impulso creativo de los diseñadores, sea actualizando aspectos de la tradición, como el Pabellón de Japón de Tadao Ando para la Exposición Universal de Sevilla de 1992, sea innovando directamente, ha sido clave para el desarrollo de estas estructuras. De nuevo Shigeru Ban, con sus protecciones contra el fuego de estructuras metálicas realizadas en madera o sus estructuras realizadas sin nudos ni uniones metálicas, se coloca a la vanguardia en esta categoría. No está, ni mucho menos, solo.

Pabellón de Japón en la Exposición de Sevilla de 1992. Tadao Ando, arquitecto
Edificio de oficinas Tamedia construido sin uniones metálicas en la madera. Shigeru Ban, arquitecto

… pero me he dejado, sin embargo, el punto más importante para el final. Se trata del prestigio. Construir en madera está cada vez más política y socialmente aceptado. Queda todavía un escollo importante: el del mantenimiento, factor clave para cualquier tipo de construcción, ya que no hay ninguna que funcione sin él, pero sólo protestado en algunas por motivos estrictamente culturales que nada tienen que ver ni con la arquitectura ni con la economía.

Esto es visible en todas las escalas y programas: maderas sin revestir ni tratar, con los nudos a la vista, espacios conformados y expresados con este material.

Plaza del Mercado de Gante. Van Hee & Daem arquitectos: una nueva estructura de madera en una plaza medieval

Subiendo de escala nos encontramos con la aceptación sin complejos de las secciones que impone este material, que solo resultan toscas si se comparan con un acero que, Mies van der Rohe mediante, creó un nuevo paradigma de la elegancia adelgazando sus perfiles hasta casi lo imposible. Si conseguimos que este panorama no degenere en moda efímera lo tendremos todo ganado. Y soy optimista. El futuro, que ya es presente, traerá medios de expresión cada vez más genuinos en relación con la madera y el círculo se habrá completado.

Los arquitectos seguirán diseñando Cabañas Primitivas de madera.


Editores del post: Maderayconstruccion

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Jaume Prat

Jaume Prat

Arquitecto. Construyó hasta que la crisis le forzó a diversificarse. Actualmente escribe, edita, enseña, conferencia, colabora en proyectos, comisario exposiciones y fotografío en diversos medios nacionales e internacionales. Publica artículos de investigación y difusión de arquitectura en www.jaumeprat.com. Diseñó el Pabellón de Cataluña de la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2016 asociado con la arquitecta Jelena Prokopjevic y el director de cine Isaki Lacuesta. Le gusta ocuparse de los límites de la arquitectura y su relación con las otras artes, con sus usuarios y con la ciudad.

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