MADERA BAJO EL MANZANO
Un jardín abierto al peregrino cuando llega a Castrojeriz tras una dura etapa en el Camino de Santiago. Algo así como un oasis, bajo la presencia imponente de la Colegiata del Manzano, antes de arrancar ese tramo duro, seco, interminable, pero también mágico, en que se convierte Tierra de Campos al dirigirse a Compostela.
Ésta es la idea que nos transmitieron los propietarios de este establecimiento cuando se propusieron emprender en el jardín de su casa construyendo un pequeño pabellón de hostelería.
Desde el principio planteamos el proyecto como algo casi inadvertido, que dejase que los protagonistas de todo siguiesen siendo el jardín y la Colegiata. Además, tras de un intenso estudio del lugar, se planteó la forma de intervenir de acuerdo a las características especiales de esta zona de la localidad, con construcciones aisladas, adosadas a las tapias perimetrales que rodean esta manzana en concreto, de grandes dimensiones y protagonismo en el barrio.
Teniendo en cuenta que el objetivo principal era mantener las condiciones y disfrute del jardín, planteamos una intervención que diluyese al máximo los límites entre el interior y el exterior. Así, compusimos el pabellón mediante dos volúmenes con cubiertas a dos aguas, adosados a la tapia perimetral preexistente de mampostería, con los aleros ligeramente más altos que ésta y siguiendo su pequeño quiebro.
La elección de los materiales se ha basado siempre en una lectura de la arquitectura local de Tierra de Campos, configurada de forma invariable y en función de las posibilidades económicas y el uso, como una combinación de sistemas de tierra cruda, piedra, ladrillo y acabados de revoco, estructuras horizontales de madera y cubiertas de teja curva.
En este caso, nos centramos en los últimos —madera, ladrillo y revoco— adaptando su utilización a una arquitectura contemporánea, tratando de potenciar sus cualidades y ponerlas a nuestro favor.
Aprovechamos la capacidad de flexión de la madera para evitar los apoyos en muros de carga y poder recurrir a apoyos puntuales, con una separación suficiente como para que no entorpeciesen la contemplación del espacio exterior desde dentro del establecimiento, sujetando una gran viga a la que se anclan mediante conectores metálicos diseñados y ejecutados especialmente para esta obra, ya que entendimos que su presencia y condición iban a resultar relevantes desde el punto de vista de una sinceridad estructural que se pretendía mantener en todo momento. Las piezas de anclaje se configuraron como grandes pinzas en forma de U, en las que se insertan las vigas principales de apoyo, con una pletina en su base, en paralelo a la viga principal, que se introduce en la testa de los pies derechos, asegurando las uniones mediante pasadores roscados de acero, con cabeza de gota de sebo hacia el interior del local y roscada al exterior, que posteriormente queda oculta.
De forma análoga se produce el apoyo de los pies derechos en el terreno, disponiendo una chapa de apoyo con pletina insertada perpendicularmente a la base del poste, de nuevo fijada mediante pasadores roscados de acero.
Recurrimos a una cubierta de par e hilera, con cumbrera reducida a su mínima expresión, únicamente destinada a regularizar el apoyo mutuo de los dos faldones de cada cuerpo. Ante la necesidad de disponer tirantes de arriostramiento para contrarrestar el empuje de los faldones, optamos por utilizar redondos de acero de 25 mm, precisamente por la sensación de ligereza que queríamos conferir al conjunto. Por otro lado, la hilera de postes adosada al muro de mampostería existente se ancló a éste para asegurar la estabilidad del conjunto.
Estos cables surgen, además, de la misma pieza metálica en U que resuelve los anclajes entre vigas y pies derechos, tras la que se atornillan, por lo que todas las uniones quedan solucionadas en un único punto complejo y, hasta cierto punto, escultórico.
Precisamente, a búsqueda, de esa ligereza y transparencia nos llevó a tratar de eliminar todo elemento que pudiese entorpecer la relación con el jardín y, por tanto, a prescindir de cualquier elemento superfluo en la estructura. Es precisamente la ausencia de apoyo sobre un muro de la estructura de cubierta y la obligación normativa de disponer canes rectos lo que nos llevó a explorar formas de ensamble de los canes en una sola viga horizontal, sin posibilidad de trabarlos entre carrera y durmiente y manteniendo la premisa de que los canes trabajasen de forma veraz. Finalmente optamos por ensambles a media madera, con una pieza más como remate longitudinal hacia el interior.
Por otro lado, en cuanto a la naturaleza de los materiales, se ha procurado hacer una elección que permitiese al mismo tiempo aprovechar sus cualidades resistentes y mostrar un acabado elegante.
Se optó por madera laminada de pino C24 para las piezas resistentes, tanto pares como pies derechos, vigas y canes, garantizando una imagen y resistencia adecuadas, limitando además la presencia o incidencia de posibles defectos en la madera; mientras que en los entrevigados y entrecanes dispusimos paneles machihembrados tipo OSB de 18 mm, resistentes y con la heterogeneidad que permite establecer un juego de ritmos claro, contrastando de forma evidente con las tonalidades mucho más claras y el carácter homogéneo de la madera laminada.
En el tratamiento de las maderas, tanto a interior como exterior, se ha optado por soluciones lo más neutras posible, potenciando así su tonalidad natural, aunque con un ligero viraje a dorado u ocre para proteger la madera del desgaste que supone la exposición prolongada al sol. Así, en el interior se aplicó barniz al agua mientras que en el exterior se utilizó un barniz lasurado para favorecer la protección frente a agentes meteorológicos y, sobre todo, frente a la humedad.
En cuanto a los acabados interiores se ha elegido madera maciza de pino para las carpinterías interiores de baños y barra, manteniendo tonalidades similares a las de la estructura, buscando eliminar posibles estridencias o llamadas de atención innecesarias. Por otro lado, para la ambientación del local, se ha optado por cajas de fruta sobre bastidores metálicos, de forma que sirvan para alojar almacenamientos situados sobre la barra o para escamotear elementos lineales de iluminación.
Por último, para enfatizar la vinculación interior-exterior, se han utilizado guirnaldas de iluminación con cable negro, tanto en el interior del establecimiento como en el jardín.
A fin de cuentas, en el proyecto de este establecimiento se utilizó la madera como un recurso inmejorable para la estructura por su capacidad de abrir luces importantes con sistemas tradicionales, sencillos e intuitivos. Al mismo tiempo se aprovecha su condición de material noble, capaz de imprimir carácter y personalidad al espacio, a la vez que se integra en un entorno natural y monumental, al pie del Camino de Santiago.
Editores del post: Maderayconstruccion
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